La publicidad ha llevado a que el consumismo se convierta en un elemento de significación social en la juventud, a través del posicionamiento de ideas falsas en el imaginario de los jóvenes. Y es que la publicidad utiliza la influencia mediática para convertirnos en seres manejados a través de las emociones, no de la razón. ¿Será que los jóvenes son felices o mejoran su autoestima al comprar una camisa, un par de zapatos o cualquier otro producto?
La publicidad crea estrategias para llegar a sus públicos, a través de necesidades inexistentes, mostrándoles la solución a sus problemas con una simple compra. Estas estrategias giran alrededor de nuestras costumbres y gustos, sobre todo en la moda. Y es que a cuántos no nos emociona el hecho de ir a un centro comercial y comprar todo lo que nos guste. En realidad es muy tentadora la idea. Y hay muchas personas que viven así. Tienen un criterio bien cerrado y fácil de manipular.
Según un estudio hecho por la universidad Autónoma de España, un 42.5% (mujeres) y un 39.7% (hombres) gastan sin reparo. Lo curioso es que un 70% de ellos no cuentan con un empleo, sino que gastan a expensas de sus padres. Esto se convierte en un vicio. Y es que no solo una persona drogadicta o alcohólica puede serlo, también el ir de compras puede ser adictivo.
Las empresas publicitarias se aprovechan de la vulnerabilidad de los jóvenes y de la falta de criterio para decidir. Y es que muchos de estos jóvenes se dejan llevar nada más por impulsos. Conozco un caso de una joven de 19 años que cada semana o dos va de compras a los principales centros comerciales del país. Casi siempre regresa a casa con dos prendas. Y en su cuarto tiene todas las cosas que compró y no le gustaron tiradas en una esquina.
Lo que sucede con estos jóvenes es que viven de las apariencias, muchas veces compran para parecerse a alguien más o para encajar en su grupo de amigos. El hecho de tener más que otro lo hace sentirse mejor persona. Muchos de estos chicos mejoran su nivel de autoestima yendo a comprar. Su mundo está basado en las cosas materiales. Y lo único que ganan con esto es evadir su realidad por un momento.
Para disminuir esta situación en los jóvenes es necesario fomentar una identidad fuerte, para no ser presa fácil de la publicidad. La mejor forma de hacerlo está en tener un autocontrol. Tenemos que desarrollar la capacidad de diferenciar cuando tenemos una necesidad o un simple gusto. Por tanto hay que recordar que el éxito de una persona está en saber diferenciar lo que es de lo que tiene.
La publicidad crea estrategias para llegar a sus públicos, a través de necesidades inexistentes, mostrándoles la solución a sus problemas con una simple compra. Estas estrategias giran alrededor de nuestras costumbres y gustos, sobre todo en la moda. Y es que a cuántos no nos emociona el hecho de ir a un centro comercial y comprar todo lo que nos guste. En realidad es muy tentadora la idea. Y hay muchas personas que viven así. Tienen un criterio bien cerrado y fácil de manipular.
Según un estudio hecho por la universidad Autónoma de España, un 42.5% (mujeres) y un 39.7% (hombres) gastan sin reparo. Lo curioso es que un 70% de ellos no cuentan con un empleo, sino que gastan a expensas de sus padres. Esto se convierte en un vicio. Y es que no solo una persona drogadicta o alcohólica puede serlo, también el ir de compras puede ser adictivo.
Las empresas publicitarias se aprovechan de la vulnerabilidad de los jóvenes y de la falta de criterio para decidir. Y es que muchos de estos jóvenes se dejan llevar nada más por impulsos. Conozco un caso de una joven de 19 años que cada semana o dos va de compras a los principales centros comerciales del país. Casi siempre regresa a casa con dos prendas. Y en su cuarto tiene todas las cosas que compró y no le gustaron tiradas en una esquina.
Lo que sucede con estos jóvenes es que viven de las apariencias, muchas veces compran para parecerse a alguien más o para encajar en su grupo de amigos. El hecho de tener más que otro lo hace sentirse mejor persona. Muchos de estos chicos mejoran su nivel de autoestima yendo a comprar. Su mundo está basado en las cosas materiales. Y lo único que ganan con esto es evadir su realidad por un momento.
Para disminuir esta situación en los jóvenes es necesario fomentar una identidad fuerte, para no ser presa fácil de la publicidad. La mejor forma de hacerlo está en tener un autocontrol. Tenemos que desarrollar la capacidad de diferenciar cuando tenemos una necesidad o un simple gusto. Por tanto hay que recordar que el éxito de una persona está en saber diferenciar lo que es de lo que tiene.
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